Entre cuatro paredes

Me ha encantao el dibujito, ¡muy explicativo! :p

Lo de la publicidad es cierto, hasta tal punto que te hacen creer en que un montón de cosas que hasta hace poco ni sabías que existían de repente se convierten en imprescindibles de la vida diaria. Yo he experimentado esa sensación recientemente en mis carnes, literalmente, pues me acabo de comprar un mejunge que te pone gradualmente morena. ¡A ver cómo sale el experimento!
 

Bueno guapa, tengo que volver a escribir en esta entrada porque una compañera de trabajo y yo hemos vivido hoy un episodio semejante. Cuando salimos del curro para desayunar vimos por el camino un tío regando los árboles de la acera que lleva a Torretriana. Ni que decir tiene que aquel paseo estaba muy frecuentado por funcionarios y que cualquiera podría verle, aún así, estaba de cara a la acera y no a la carretera.
Con mi despiste tradicional yo ni me di cuenta aunque pasé al lado, pero mi compi, que cuida de que no me pierda detalle, me dió un tortazo en el muslo tal que miré y sólo necesité ver la cara desencajada del tipo para darme cuenta de que algo raro pasaba, dar un respingo y salir pitando. Yo creo que era un loco, un exibicionista o ambas cosas. ¡Aquí hay algo raro en el ambiente, porque no ganamos para sustos!
 

Hombre, a mí lo que nunca me ha pasado es encontrarme con un exhibicionista... ¿Hay exhibicionistas femeninas?

Aunque ayer aquí en la puerta de mi casa pasó un tío raro, to tajao to rapao patrás, con un carrito de bebé diciendo cosas del niño... El carrito estaba vacío... afortunadamente...

Saludetes...
 

Pues da gracias que era un hombre y no un alien, sino ahora tendriais un boquete sinuidal tremenod